domingo, 17 de junio de 2018

El valor y el precio, muletas por quince euros.

Hace poco tuve un esguince en el tobillo. Se recuperó en unos días, no es el tema importante. La cuestión relevante es que compré muletas para la ocasión.

enía un amigo que había usado muletas hace poco. Se las pedí por whatsapp al volver del hospital. Me dijo que valían unos treinta euros en la farmacia. ¿Cada una? No, las dos juntas.

Sí, comprobé que valían menos de quince euros. Las mías costaron trece cada una. Había más baratas. Y las que compré ni siquiera habían sido hechas en China. La doctora no se lo creyó cuando se lo conté, y alguno más que preguntó buscó por internet después.

Y aquí es donde entro con los conceptos de precio y valor. Estos conceptos que tenemos en el subconsciente, pero en los cuales no hay consenso. Estos conceptos en los que muchos filósofos y científicos han dicho sus teorías, y no están de acuerdo. Voy a exponer la mía.

Para muchos, un par de muletas valían mucho más de unos quince euros. Pero en la tienda valían unos quince euros. Tenían un precio y un valor, cosas distintas, que ahora explicaré.

El precio es algo muy tangible. Cuando vas a comprar algo, el precio es lo que te cuesta comprarlo. Si regateas, el resultado final es el precio. Si compras varios a la vez, divides el precio, y ya está. Lo más metafísico que incluye es que puedes no solo incluir solamente el coste en dinero, sino el coste en tiempo, esfuerzo, y demás cuestiones de comprarlo. Ejemplificando, el precio de estudiar es el tiempo que gastas en ello. En el precio de las muletas incluímos haber buscado farmacias abiertas, al igual que el precio de ir a comprar es el rato de ir a la tienda, o el precio de haber contado mis chistes es que la gente me cuenta otros peores. Llámalo precio o coste, como quieras.

Ejemplificando, tuve un problema hace poco en un cajero de La Caixa. Se tragó la tarjeta y se colgó (Por la luz, según dijeron. Tenían apagones que había justo en esa calle y no habían avisado).  Aunque físicamente no pagaba, tuve que hacer una llamada, estar todo el fin de semana sin tarjeta ni libreta, ir a otra oficina a por la libreta, se habían colado así que tenía que ir a la primera oficina, pero ir a la otra a por la tarjeta... Y perdí tres horas por sacar 20 euros para poder recuperar mis documentos, así como estar un fin de semana sin usar el banco. Eso fue el precio de tener esa libreta "gratuita"

El valor es otro concepto algo más abstracto. Hay teorías sobre si es algo objetivo (ejemplo, un pan tiene una utilidad, y de ahí viene su valor). Hay otras sobre que es subjetivo (ej. unas veces estaríamos dispuestos a pagar menos por ese pan). También las hay sobre la subjetividad respecto a hechos (no vale lo mismo para mí que para tí), de la incomparabilidad de situaciones distintas de renta (si cobro el triple y estoy dispuesto a pagar más, no significa que lo vaya a disfrutar más),  o la incomparabilidad de utilidades (si unos cuantos vecinos queremos instalar un ascensor, no está claro que esté bien que tengamos que pagar todos).

La cuestión es que son cuestiones distintas. No sé si habéis leido a Naomi Klein. En su libro "No logo" entró en un tema similar. Antes los productos se basaban en que durasen mucho tiempo desde su preparación. Que fuesen de calidad y duraderos. Que fuesen hechos para disfrute del consumidor. El problema es que ahora estamos más influídos por las marcas y la imágen que olvidamos todo lo demás. No compramos al que conocemos del pueblo, sino  entre lo que está en todo supermercado, el que mejor está en nuestro subconsciente, olvidando a menudo el sentido común. Hay hospitales que gastan más en abogados que en médicos, al igual que hay compañías que gatan más en publicidad que en fabricar cosas, o más en investigar que en producir lo investigado. La gente mira la marca de la comida más que los ingredientes, o la marca de la ropa antes de ver de qué está hecha.

Esto también trae otros problemas, como os imaginaréis. Por ejemplo, como he dicho, creemos que ciertas cosas tiene un valor. Eso puede causar que hay decisiones que tomamos independientemente del precio. Hay cosas presupuestas, como que hacen falta unos jueces, policías, y demás cosas. El problema viene de que hay algunos que, aunque tengamos conceptos generales, son difíciles de evaluar. ¿Cuánto hay que gastar en educación?¿Qué parte de la economía debe ser pública? ¿Tiene sentido poder contratar tu abogado con tu dinero, si la justicia es igual para todos?¿Qué sentido tiene privatizar ciertos servicios si es mejor que sean de todos?¿Cuánto perdemos si se puede sobornar a los polítiicos?¿Cuánto hay que investigarlos y multarles?

Como os imagináis, hay ideas de sobra, hasta de economistas. Un tío apellidado Pareto inventó el óptimo de pareto (nadie puede mejorar sin que empeore nadie). Otros, que llamaron neoparetianos lo liaron algo más: es un mejora si el que gana puede sobornar al que pierde y seguir ganando. Otro propuso que quien pierde no puede sobornar al otro para que no lo haga, y otro o las dos a la vez. El problema, como ya expuse, es que la gente miente sobre lo que valen las cosas para ellos, así que acabamos haciendo apaños. Si no sé cuánto necesitas el dinero, solo puedo imaginarme lo bueno y malo de un ascensor, si compensa poner el tranvía, cómo de grande debe de ser el ejército, o que un gobierno corrupto tire tus impuestos a la basura. O, simplemente, si te están timando en esta tienda.


Hay temas infinitos, evitaré irme más por las ramas.  Voy a mencionar algún tema famoso. Por ejemplo, que las empresas se centren más en la imágen que en el contenido, y comamos una dieta peor que hace décadas. La música que se ha vuelto tan comercial que, pese a que haya músicos suficientemente frikis en el mundo, causa que hordas se centren en cantantes que se esfuerzan en estar de moda. Que haya guerras hechas por presión de empresas de armas. Que empresas tecnológicas nos engañen para tener toda nuestra información, que haya que vender tu perfil por Linkedin para que muchas empresas vean tu perfil. Que creamos que algo más caro es mejor, que valoremos más a un hombre con smoking que con ropa normal, que haya que peinarse y afeitarse para trabajar en un lugar cerrado. Pongo un el ejemplo de música


Por cierto ,cuelgo las entradas en Facebook. Comenté que son un imperio comercial, pero si no lo hago pocos se enteran. Colgaré las entradas y ya está. Es aburrido si erres la única persona que no se droga.

Reporcierteando, no se si recordáis cuando mencioné hace tiempo a Gas Natural Fenosa. Es una empresa que no conozco, y de la que no pienso nada. Sin embargo, recibí tantas encuestas de Google preguntándome qué pensaba de ellos que empecé a sospechar. Desde que escribí dicha entrada no he recibido ninguna, y ha pasado ya un año. No he vuelto a recibir ninguna. Sospecho.
Paz y amor para todos.